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Este año, inaugura un sueño a escala, que vengo imaginando desde hace varios años ya. Ya está en proceso de montaje mi colección particular de muñecas, que inició cuando apenas tenía 8 años, con las muñecas que mi tía Ana me trajo de un viaje. En la actualidad, la colección guarda tesoros heredados, encontrados, regalados, recuperados, provenientes de épocas y creadoras varias. Son muñecas que han viajado desde acá nomás o desde allá lejos y hoy tengo la alegría de llamar mías. Son un muestrario de técnicas, de maneras de vivir, registro de épocas y costumbres, así como ofrenda hacia el futuro de quienes las crearon (artesanal o industrialmente, ya que incluso las muñecas producidas en serie en alguna fábrica fueron vestidas o pintadas por vaya a saber qué manos, seguramente de mujeres). Ellas -y yo- consideran que es una pena que existan únicamente para mi deleite, por lo que en breve el Museíto abre sus puertas, para ser visitado con cita previa o en fechas puntuales, que anunciaré con anticipación.